Vale la pena mencionar que también hay rellenos hechos con plumón reciclado (que se ha usado previamente en otros rellenos). Sin embargo, aunque el precio es muy inferior a uno original, la vida útil de estos es mucho menor. Y por supuesto no es comparable en calidad.
Este tipo de relleno natural se produce tanto Europa como en América o Asia. La mayor parte de la producción mundial procede de los países asiáticos, en especial de China. Sin embargo, la calidad obtenida no es precisamente la mejor. Además, los procesos de higienización de esta materia prima en estos países no son los más seguros y fiables. Es por ello que son preferibles los rellenos de plumón y pluma elaborados en el continente europeo o americano.
Cabe preguntarse si merece la pena adquirir rellenos de este tipo a costa de desplumar a ocas, gansos y patos hasta 4 o 5 veces en su corta vida. Es cierto que la calidad que ofrecen es muy grande, pero hay materiales sintéticos que se acercan a unas cotas de calidad parecida sin la necesidad de hacer sufrir a los animales.
Para elegir un buen relleno de este tipo hay que estar atentos a la cantidad de plumón que tiene. Si el porcentaje de plumas es demasiado elevado, notaremos las cañas al tacto, lo que hará que nuestro cojín no nos de la mejor sensación. Además, en casos extremos las cañas de las plumas pueden agujerear la funda del relleno y salir al exterior.
Para que te hagas una idea de la diferencia entre la pluma y el plumón, el segundo puede ser en ocasiones hasta 30 veces más caro que el primero.
En cuanto a las propiedades antialérgicas y anti-ácaros de este tipo de rellenos se puede encontrar información contradictoria al respecto. En principio, ambos (plumas y plumón) están lavados y tratados de tal modo que no tienen por qué provocar ninguna alergia. Existe algún estudio que incluso recomienda su uso para asmáticos. Por el contrario, existen otros estudios donde se afirma que una exposición muy prolongada a las plumas puede provocar alguna enfermedad de las vías respiratorias.
Por último, hablemos de la limpieza y el mantenimiento. De vez en cuando tendremos que sacudirlo para que las plumas no se compacten y ocupe todo el volumen posible. Además, habrá que airearlo por lo menos una vez al mes. En cuanto al lavado hay varias opciones. Lo más recomendable es lavarlo en una tintorería especializada ya que es un material bastante delicado. Sin embargo, también se puede meter en la lavadora (máximo a 30 grados) con la condición de utilizar después una secadora. Así se evitará que se apelmace demasiado.